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lunes, 14 de noviembre de 2011

Hay veces que nuestra casa se nos queda pequeña para como nos sentimos, nos asfixia porque tenemos las paredes decoradas con nuestros cuadros de dolor, y cuando vamos a descansar nuestra almohada supone un repertorio de sueños que antaño tuvimos.
Pasa igual que si alguien nos traiciona, retrocedemos en nuestra voluntad por mantenerlo bonito. ¿Por qué? No se sabe, es un sentimiento, y estos son irracionales. Es como si seguir igual fuera un dejavú de aquello que nos tocó.
 Yo no creo en el destino, creo en la causa-efecto, y esta me permite ser capaz de cambiar las cosas, incluso aunque siga donde viví esa experiencia, o sea la misma persona que me defraudó, porque ante todo, los errores te pueden servir para aprender ;)
Don't worry, be happy!


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